8 feb 2013

No dejes que tu Inventario Negativo aumente

No Dejes que tu Inventario Negativo Aumente
Autor desconocido 




Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que "alguien" les hizo.

La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida.

¡Nadie, nunca jamás te ha ofendido!
Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas tu las creas con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias.

Si tu esperabas que tus padres te dieran más amor, y no te lo dieron, no tienes porqué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que "un padre ideal" debió hacer contigo, las que fueron violadas. Y tus ideas son las que te lastiman.

Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo. Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entra las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. 

Nuevamente, eso está en tu imaginación.
¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende y daña a nadie.
Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que "te hacen otros" (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las "ofensas".

Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la escuela, la sociedad y los medios nos enseñan y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y cómo "deben" de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad.

También, las otras personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.

Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas.

Y cuando una persona es "maltratada" (por no haber dicho o hecho lo que se esperaba de ella) por alguien, deja esa experiencia en su "inventario".
Cuando conoce a otro alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que le hirieron, o sea que se predispone.
Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida con esos
lentes. Obviamente lo que teme lo provoca. ¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.

Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año.

¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su
vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.
Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que
"debe hacer" y te dice "no", creas resentimientos por partida doble.
Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo
vicioso.
Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Déjalos ser.

Además recuerda también que nadie te pertenece. Cuando los colonos americanos querían comprarle sus tierras a los pieles rojas éstos les
contestaron: "¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los
cuales sólo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros."

Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hermanos, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar. Sólo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.

Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.

Entonces; ¿cómo puedo perdonar?
1) Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de "cómo deberían actuar las personas y Dios las que te hieren". Estas ideas son
producto de una máscara social que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA van a cuadrar
con esas ideas que tienes. Porque son ideas falsas.
2) Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos SOLO SI TE LO SOLICITAN, pero permite
que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.
3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, amigos y parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Ama y deja ser.

4) Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja o hermano perfecto. Es un concepto creado por la mente humana que en ningún nivel intelectual
puedes comprender, porque en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario.
Un bosque perfecto serían puros árboles, sol rico, no bichos. ¿Existe? No.

Para un pez el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿Existe? No.

Sólo a un nivel intelectual. En la realidad JAMÁS VA A EXISTIR.

Naturalmente, al pez sólo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja
de resistirte a que las personas no son como quieres. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.
6) Desintoxícate del veneno del rencor y reconcíliate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo.

7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación
amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala.
8) A la luz del corto período de vida que tenemos sólo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera, la muerte, en cualquier momento y de forma imprevista puede tomarnos entre sus brazos. Es superfluo gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo no hay tiempo!!!

9) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este
artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprende con honestidad de los
errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.

Deja al mundo ser. Y déjate ser a ti también.

LAS EXPECTATIVAS
La gente, las situaciones, las cosas y "el destino" no nos fallan, son nuestras expectativas esa aparentemente inofensiva y sutil forma de inmoralidad.

Dicen por ahí que las copias, esas que nos mandan hacer en el colegio cuando somos niños, no sirven para nada. Dicen que no se aprende nada con
ellas.
Sostiene la gente entendida que para aprender el aprendizaje debe ser significativo, es decir, que solo aprendemos lo que nos interesa de verdad, lo que nos motiva, lo que vivimos, lo que significa algo para nosotros.

Pues bien, nuestra tozuda manía de crearnos expectativas lleva toda la vida haciéndonos sufrir y todavía no lo hemos aprendido. Se supone que en este
caso el sufrimiento debería ser suficiente aprendizaje y deberíamos de dejar de crearnos esas expectativas que lo causan.
Pues no terminamos de aprenderlo y seguimos "expectando", sobre las cosas, sobre las situaciones, sobre lo que va a suceder o no, sobre cosas sobre
las que no se tiene absolutamente nada de control, como los juegos de azar, como el clima (lluvias o no lluvias), sobre los gobernantes, nuestros
deportistas o equipos favoritos, sobre los libros que no hemos leído o las películas que no hemos visto, pero sobre todo y por encima de todo sobre
las personas. llámense: familiares consanguíneos o políticos, pareja, hijos, jefes, subalternos, compañeros de trabajo, vecinos conocidos y hasta
de desconocidos.
Así que como no aprendemos sufriendo, vamos a probar del modo tradicional, a ver si funciona, y puede ser que ni así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es decir, que si te golpean,te humilan y maltratan incluso físicamente... eres tú el responsable porque te habías hecho expectativas dobre la aparente"normalidad" de la conducta del otro? Me parece qu tenéis una teoría muy bonita que justifica la maldad ajena, que existe tanto como la bondad, con una mezcla de resposabilidad propia y esperanza. Es posible que seamos responsables, pero no de todo. CUIDADO CON TANTA SIMPLIFICACIÓN.

Arael-Tórin dijo...

Quizá te marchas al extremo... No se intenta justificar la maldad ajena. Recuerda que existe algo que se llama libre albedrío. No se trata de un sistema de premios o castigos. Por otra parte, quizá el artículo te ha decepcionado por el simple hecho de no cumplir tus expectativas... No te culpo por ello, ten en cuenta algo, aquí se respeta la opinión de cada quién, como yo lo estoy haciendo en este momento. Me resulta irrelevante si te agrada o no, lo importante es que sepas apreciar el hecho de "dejar fluir" que el mensaje de este artículo expresa. Respeta y se te respetará. Felicidad...